SIN PIERNAS LLEGÓ MUY ALTO
Jennifer tenía unos meses cuando fue adoptada por la pareja Bricker. Tenía una sonrisa radiante, enormes cantidades de energía y no contaba con piernas. Cuando un médico les aconsejó a sus padres adoptivos que la cargaran en una especie de balde, ellos se negaron.
Jennifer
pronto aprendió a caminar y correr, sobre sus manos y sus glúteos, y creció
trepando árboles sin miedo y saltando en el trampolín con sus tres hermanos mayores.
A la edad
de tres años le entregaron unas prótesis para las piernas, pero nunca las tomó,
pues se movía más libremente sin ellas.
Sus
padres adoptivos la alentaron a comprender a sus padres biológicos en vez de
sentir resentimiento. Ellos eran inmigrantes rumanos en los Estados Unidos y la
entregaron para adopción el día en que nació.
Al mismo
tiempo, sus nuevos padres se aseguraron de que se sintiera amada y aceptada,
diciéndole que ella era la respuesta a sus oraciones.
Jennifer
creció en una pequeña comunidad en Illinois. La primera vez que vio a una
compatriota rumana fue en la televisión. Era 1996 y los Juegos Olímpicos se
llevaban a cabo en Atlanta, E.U.
A
Jennifer le encantaba ver al equipo de gimnasia femenina, pero había una atleta
a quien ella especialmente idolatraba: Dominique Moceanu, de 14 años. Ella era
solo seis años mayor y, como dice Jennifer: "Muy pequeña como yo".
"Me
sentí atraída por ella porque nos parecíamos y eso era muy importante para
mí", dice Jennifer. "Nadie se parecía a mí mientras crecí. No conocía
a ningún otro rumano”.
Moceanu y
el equipo femenino rumano ganaron el oro, y fue en ese momento que Jennifer
decidió que también sería gimnasta. Pero ella no quería que le hicieran
concesiones por su discapacidad: "De esa manera, cuando competía sabía que
todo era legítimo".
Recuerda
que los espectadores se sorprendían cuando la veían: "Wow, esta chica no
tiene piernas, ¿está compitiendo?"
A la edad
de 10 años participó en los Juegos Olímpicos Junior y a los 11 años fue
campeona del estado de Illinois.
Cuando
Jennifer tenía 16 años, le preguntó a su madre si había algo que no le habían
contado sobre su familia biológica. Realmente no esperaba que dijera
"Sí", porque sus padres siempre habían sido muy abiertos. Pero para
su sorpresa, su madre tenía algo importante que decirle. La sentó y dijo:
"Tu apellido biológico habría sido Moceanu".
"Inmediatamente
cuando me lo dijo yo dije 'Wow, eso significa que Dominique es mi
hermana'", dice Jennifer.
Jennifer quiso
ponerse en contacto con Dominique, pero estaba decidida a hacerlo
correctamente. "No podía simplemente llamarla y decirle 'Hola, soy tu
hermana', no quería que ella pensara que estaba loca", confiesa
actualmente.
Como su
tío era un investigador privado, le pidió que se pusiera en contacto con sus
padres biológicos. Ellos no negaron haberla dado en adopción, pero después de
esa primera llamada telefónica ya no respondieron más. "Estaba claro que
querían seguir manteniéndome en secreto", dice Jennifer.
Cuatro
años después, Jennifer le escribió una carta a su hermana, explicando la
situación y diciéndole cómo ella la había inspirado a hacer gimnasia: "Casi
no podía creerlo, ¡habías sido mi ídolo toda mi vida y resultaste ser mi
hermana!", le escribió.
Dominique
comenta: "Esa carta fue la mayor sorpresa de mi vida y nunca la olvidaré”.
Quiso saber si era verdad, así que llamó a su madre y le preguntó: "¿Diste
a una niña en adopción en 1987?"
Su madre
estalló en llanto. Ella dijo "Sí" pero apenas podía decir nada más.
"Mi
corazón se rompió por ella porque tuvo que mantenerlo en secreto durante todos
estos años y nunca pudo haber tenido la oportunidad de lidiar con eso",
dice Dominique. Más adelante se enteró de que su padre había tomado la decisión
de entregar a Jennifer en el hospital por temor a que no pudieran pagar sus gastos
médicos.
Dominique
menciona sobre su hermana: "Ella me dijo que yo era la razón por la que
comenzó la gimnasia, y pensé que era algo hermoso. Nunca imaginé que haría
todos estos deportes sin tener piernas".
Pocos
meses después, Dominique, Jennifer y su hermana menor Christina, se conocieron
por primera vez.
Las
hermanas se maravillaron de todas las cosas que tenían en común, la forma en
que se reían, incluso ciertos gestos con las manos, pero cuando hablaron de su
educación, sus historias no podrían haber sido más diferentes. Su padre era una
figura autoritaria que dominaba impositivamente en el hogar.
"No tuvieron
el amor y el apoyo que yo tuve. Sufrieron algunos abusos y tenían confusiones y
secretos, por lo que no fue una infancia fácil para ellas", dice Jennifer.
"Todas
estamos de acuerdo en que no habría sido un buen ambiente para mi crecimiento infantil",
concluye.
Su padre
murió antes de que Jennifer pudiera conocerlo, pero a la edad de 22 años ella
conoció a su madre biológica por primera vez.
"Ella
no podía creer lo mucho que me parecía a mis hermanas, por lo que
instintivamente estaba hablándome en rumano".
Ambas se
abrazaron y Jennifer le mostró videos de sus actuaciones, incluido un acto de
trampolín que había realizado en una gira con Britney Spears. "Estaba tan
asombrada y sabía que nunca podría haberme dado esa vida".
Jennifer
no sintió rencor hacia ella y les da crédito a sus padres adoptivos: "Me
dieron la libertad de no ser amargada".
"Sabes,
mi madre biológica fue víctima de un matrimonio abusivo", dice ella.
"Ella no tuvo una vida fácil, y esa no es mi excusa, es la verdad".
Actualmente
las hermanas viven en diferentes lugares, pero tratan de verse cuando pueden,
compensando el tiempo perdido. Jennifer ahora viaja por el mundo como una
oradora y motivadora, y actúa como acróbata aérea.
"Ella
es maravillosa, está allá arriba en el aire y puedes ver su pasión", dice
Dominique. "Estoy orgullosa de ella como hermana mayor, pues realmente
está viviendo sus sueños".
Fuente: https://www.bbc.com/news/magazine-38697627