JUGANDO
A LAS CANICAS CON UNA JOYA
Una vez un niño se encontró una gema redonda brillante, y la empezó a
utilizar para jugar canicas con sus amigos. Un comerciante de piedras preciosas
pasó por el camino donde los niños jugaban y su aguzado ojo topó con la gema.
Se acercó, llamó al niño aparte y le ofreció pagarle 20 dólares por ella. Si el
niño hubiera sabido lo que valían 20 dólares, la habría vendido. Fue con su
madre y le dijo que un desconocido le había ofrecido 20 dólares a cambio de la
canica con la que jugaba.
Ella se sorprendió de que la canica fuera tan costosa y le dijo: "No
te alejes con ella, juega dentro del jardín con tus amigos".
El comerciante no durmió aquella noche; estaba planeando apoderarse de
aquella joya con el fin de venderla a un buen precio a un millonario. Descubrió
la casa del niño y se acercó por el camino esperando ver al chico. Cuando vio
que continuaba jugando con la joya como si fuera una canica barata, su corazón
sufrió un gran dolor. El niño lanzó la gema por el suelo y en ese momento su
madre salió de las habitaciones interiores, la gema golpeó sus pies y cayó bajo
un arbusto. El niño salió a buscarla, el comerciante le habló y le ofreció 40
dólares por la joya, pero el niño no aceptó. Así que subió su oferta a ¡80
dólares! El niño corrió hacia su casa llorando, quejándose del forastero que lo
asediaba.
La madre salió al jardín y le suplicó al comerciante que se fuera. Éste
captó la oportunidad que se le presentaba y le dijo que estaba dispuesto a
darle hasta 100 dólares en ese mismo momento si ella ponía la piedra en sus
manos. Al oír esto, ella rechazó la oferta, le prohibió al niño que saliera de
la casa con la piedra y le dijo que sólo podía jugar en su cuarto.
El comerciante no sería ahuyentado con eso. Al día siguiente apareció
frente a la casa con 150 dólares en la mano, ofreciéndolos como pago por la
"canica". La madre se negó a venderla, pero ahora la guardó en una
caja fuerte asegurada con un candado.
Cuando el comerciante volvió al otro día, con 200 dólares como oferta, la
madre decidió no correr ningún riesgo, llevó la piedra al banco y la depositó
en una caja de seguridad.
También ustedes están jugando a las canicas con la práctica espiritual de
la repetición de un Nombre de Dios, ignorantes de su valor. Una vez que se den
cuenta de él, lo mantendrán en su corazón como el más precioso tesoro. Sepan
que el Nombre de Dios es la llave del éxito en su búsqueda de consuelo,
confianza, valor, iluminación y liberación.
Adaptación de un cuento relatado por Sathya Sai Baba.
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