EL SUEÑO DEL REY
JANAKA
¿Te ha pasado que sólo cuando despiertas de un sueño, te das
cuenta que estabas soñando? Mientras soñabas esa era tu realidad, ¿no es así?
Pues bien, no eres el único al que le pasa esto. El rey Janaka tuvo una
experiencia similar y, gracias a la orientación de un gran sabio, comprendió
una profunda verdad espiritual:
Janaka fue un rey indio, quien gobernó en el siglo VIII o VII
a.C., en la región Videha. Él logró adquirir una comprensión espiritual extraordinaria.
Una noche en particular, estaba discutiendo ciertos problemas
administrativos con sus ministros. Regresó exhausto a su habitación. Le habían
preparado una comida, pero no la tocó. Se relajó en un sofá y pronto se durmió.
La reina se aseguró de que el rey, que estaba extremadamente cansado, no fuera
molestado mientras dormía. Ella lo cubrió con una manta y bajó la luz.
Poco tiempo después, el Rey Janaka de repente abrió los ojos,
se sentó, miró incrédulo a su alrededor y perturbado comenzó a preguntar:
"¿Es esto real o era eso real? ¿Es esta la verdad o era esa la verdad?"
La reina se asustó por su mirada desconcertada y su extraña
pregunta. Trató de averiguar qué estaba preguntando exactamente, pero él no le
explicó ni le respondió sus preguntas. Simplemente continuó diciendo: "¿Es
esta la verdad o era esa la verdad?"
La reina llamó a los ministros, consejeros y otros
funcionarios importantes. Todos se reunieron y comenzaron a interrogar al rey:
"Rey, ¿cuál es tu duda? ¿Qué preguntas exactamente?" Pero el Rey no
les explicaba nada y los miraba a todos con desconfianza. Finalmente, los
ministros llevaron al gran sabio Vashishta al palacio.
Vashishta le preguntó al rey: "¿Qué preguntas? ¿Qué te
preocupa?" El rey estaba respondiendo a todas las preguntas con la misma
pregunta: "¿Es esta la verdad o era esa la verdad? ¿Es esta la realidad o era
esa la realidad?"
El sabio Vashishta pidió reunirse a solas con el rey. Después
de calmarlo, le volvió a preguntar a qué se debían sus preguntas. El rey
accedió a contarle que justo unos minutos antes se encontraba en un bosque lejano,
había perdido su reino y se encontraba vagando, perdido, solo y abatido.
Mientras deambulaba por ese bosque, gritaba desesperado: "Tengo hambre,
tengo sed". Sucedió que había algunos ladrones cerca en el bosque, que se
disponían a comer. Teniendo piedad de él, los ladrones se acercaron a Janaka y
lo invitaron a unirse a ellos, ofreciéndole una porción de su comida.
Justo en ese momento, un tigre se topó con ellos y todos
corrieron por sus vidas. El tigre se devoró toda la comida. Nuevamente, Janaka
se encontró tambaleando por el bosque gritando: "Oh, tengo tanta hambre.
Tengo mucha sed". Después de mucho caminar, frustrado por la pérdida de su
reino y por no encontrar algo de comer o beber, cayó al suelo agotado. Al poco
tiempo, el sueño lo venció y quedó profundamente dormido.
Cuando se despertó, descubrió que estaba en un palacio, en un
sofá al lado de la reina, con una bandeja de plata llena de comida lujosa y
golosinas en la mesa cercana. Le explicó al sabio Vashista que por esa razón se
pregunta si era el hombre abandonado y miserable pidiendo comida en un bosque o
si era un rey que vive en un suntuoso palacio rodeado de todos los lujos
posibles. "¿Es esto cierto o era eso cierto? ¿Es esto real o era eso
real?"
El sabio Vashishta entendió la confusión del rey y le dijo:
"Rey Janaka, ni el mendigo ni el emperador, ni el bosque ni el palacio,
son la realidad”.
El rey lo miró desconcertado, así que el sabio le explicó: “Solo
tú, tu verdadero yo, es la verdad. En otras palabras, ese ¨yo¨ que fue el
testigo del mendigo y del bosque, y ese ¨yo¨ que está dándose cuenta del rey y del
palacio, es lo único que no ha cambiado, que ha estado presente antes y ahora, ¿no
es así?”.
Luego continuó: “Todo lo que percibes, en el sueño o la vigilia, cambia constantemente, aparece y desaparece, pero tu ¨yo¨, tu esencia, permanece como el testigo de todo”.
Después de una pausa concluyó su profunda enseñanza: “La vida
durante el día es como un sueño diurno, durante la noche es como un sueño
nocturno. Ambas son pasajeras y cambiantes; por lo tanto, no pueden ser la verdad
última. Solo tu ¨yo¨ verdadero, la conciencia que percibe todo lo demás, es la
realidad trascendental”.
Y tú: ¿Quisieras tomarte un tiempo para reflexionar sobre
esta profunda enseñanza?
Historia adaptada de: http://www.atmapress.com/saibabagita/saigita109.html
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