HAZ UN SERVICIO POR LA HUMANIDAD:

¡Comparte los cuentos con otras personas y ayuda a elevar conciencias!

lunes, 30 de marzo de 2020

Poema: Confinamiento

CONFINAMIENTO


poema-confinamiento-cuarentena

Si, hay miedo.
Si, hay aislamiento.
Sí, hay compras de pánico.
Sí, hay enfermedad.
Sí, incluso hay muerte.

Pero, dicen que en Wuhan después de tantos años de ruido
puedes escuchar a los pájaros de nuevo.

Dicen que después de unas pocas semanas de silencio
el cielo ya no está lleno de humo,
sino azul, gris y claro.

Dicen que en las calles de Asís
la gente está cantando a través de las plazas vacías,
manteniendo sus ventanas abiertas
para que los que estén solos
puedan escuchar los sonidos de la familia a su alrededor.

Dicen que un hotel en el oeste de Irlanda
ofrece comidas gratis y las entrega a domicilio.

Hoy una joven que conozco
está ocupada repartiendo volantes con su número por el barrio,
para que los ancianos puedan tener a alguien a quien recurrir.

Hoy iglesias, sinagogas, mezquitas y templos
se están preparando para dar la bienvenida
y proteger a los desamparados, enfermos y cansados.

En todo el mundo la gente se está desacelerando y reflexionando.
En todo el mundo las personas miran a sus vecinos de una manera nueva.
En todo el mundo la gente está despertando a una nueva realidad:

¡A qué tan grandes realmente somos!
¡A qué poco control tenemos realmente!
¡A lo que realmente importa: Amar!

Entonces rezamos y recordamos que:

Si, hay miedo, pero no tiene que haber odio.
Sí, hay aislamiento, pero no tiene que haber soledad.
Sí, hay compras de pánico, pero no tiene que haber maldad.
Sí, hay enfermedad, pero no tiene que haber enfermedad del alma.
Sí, incluso hay muerte, pero siempre puede haber un renacimiento del amor.

Despiértate con las elecciones que haces sobre cómo vivir ahora.

Hoy respira y escucha detrás de los ruidos de fábrica de tu pánico.

Los pájaros cantan de nuevo, el cielo se está despejando, la primavera está llegando, 
y siempre estamos rodeados de amor.

Abre las ventanas de tu alma, 
y aunque no puedas tocar la plaza vacía…

Canta!


Traducción del poema Lockdown del Hermano Richard Hendrick.

Y tú: ¿Cómo decides vivir tu estadia en casa?

¡COMPÁRTELO! 👍

ENCUENTRA APOYO EN ESTOS TIEMPOS DE DESAFÍOS


Conoce más información ACÁ

LIBRO DE CRECIMIENTO PERSONAL Y ESPIRITUAL

7-Maestros-Espirituales-libro

Recibe 1 capítulo sobre el Maestro Espiritual que desees:

Lee más cuentos, reflexiones, biografías, videos, canciones y meditaciones en el libro “7 MAESTROS ESPIRITUALES: Inspiración y guía para tu vida” Encuentra acá más información
SUSCRÍBETE AL BLOG Y RECIBIRÁS LOS NUEVOS CUENTOS
Si estás en tu celular, haz clic abajo en la opción “Ver la versión web” y escribe tu correo electrónico.

miércoles, 25 de marzo de 2020

Cuento: La cuarentena me cambió

LA CUARENTENA ME CAMBIÓ

Cuento-la-cuarentena-me-cambio

- Capitán, este chico marinero está preocupado y muy agitado debido a la cuarentena que nos han impuesto en el puerto.

- ¿Qué te inquieta, chico? ¿No tienes bastante comida? ¿No duermes bastante?

- No es eso, Capitán. No soporto no poder bajar a tierra y no poder abrazar mi familia.

- ¿Y si te dejaran bajar y estuvieras contagiado, ¿soportarías la culpa de infectar a tus familiares o a alguien que no puede aguantar la enfermedad?

- No me lo perdonaría, no quisiera cargar con esa responsabilidad.

- Entonces es mejor que estemos en el barco, ¿no es así?

- Entiendo lo que dice Capitán, pero me siento limitado y privado de mi libertad. ¿Qué puedo hacer?

- Prívate tú de algo más.

- ¿Me está hablando en serio? ¡Eso empeoraría todo!

- En absoluto. Si escoges bien de qué privarte, tendrás más ganancias que pérdidas.

- Entonces, según usted Capitán, si me quitan algo, ¿para vencer debo quitarme alguna cosa más por mí mismo?

- Así es. Lo hice en la cuarentena hace 7 años.

- ¿Y que fue lo que se quitó?

- En esa ocasión tenía que esperar más de 20 días sobre el barco. Eran meses que llevaba esperando llegar al puerto y gozar de la primavera en tierra. Hubo una epidemia. En Port April nos prohibieron bajar. Los primeros días fueron duros. Me sentía como tú. Luego empecé a responder a aquellas imposiciones utilizando otra lógica. Sabía que tras 21 días de practicar un comportamiento se crea un hábito, y en vez de quejarme y crear costumbres desastrosas, empecé a portarme de manera diferente a todos los demás. 

Reflexioné sobre aquellos que tienen muchas privaciones cada día de su difícil vida y decidí vencer. Empecé con el alimento. Me propuse comer menos de cuanto comía habitualmente, luego empecé a seleccionar los alimentos más saludables, para que no se sobrecargaran mi cuerpo. Pasé a nutrirme de alimentos que mantenían una mejor salud en el ser humano.

El paso siguiente fue unir a esto una depuración de pensamientos malsanos y tener cada vez más pensamientos elevados y nobles. Me propuse leer al menos una página cada día de un tema que no conocía y hacer ejercicios sobre la cubierta del barco. Un viejo indio me había dicho años antes, que el cuerpo se potenciaba respirando profundamente. Comencé a hacer respiraciones conscientes cada mañana. Creo que mis pulmones nunca habían llegado a tal capacidad y fuerza.

En la tarde era la hora de las oraciones, de dar gracias por no haber tenido como destino privaciones serias durante toda mi vida.

El anciano indio me había aconsejado también adquirir la costumbre de imaginar la luz entrar en mí y llenarme de amor y paz. Podía funcionar también para la gente querida que estaba lejos, y así esta práctica también la integré en mi rutina diaria.

En vez de pensar en todo lo que no podía hacer, pensaba en lo que haría una vez bajara a tierra. La espera sirve para sublimar el deseo y hacerlo más poderoso. Me había privado de ciertos alimentos, de botellas de ron, de apostar en el juego, de dormir mucho, de ociar y de pensar solo en lo que me habían quitado.

- ¿Y fue fácil?

- Sí y no. Al principio no lo fue, tuve que hacer uso de mi fuerza de voluntad decididamente; pero luego, todo se fue volviendo costumbre.

- Y ¿cómo acabó, Capitán?

- Adquirí todas esos nuevos hábitos. Me dejaron bajar después de mucho más tiempo del previsto.

- ¿Entonces lo privaron de la primavera en tierra?

- Sí, aquel año me privaron de la primavera y de muchas cosas más, pero yo había florecido internamente. Me había llevado la primavera dentro de mí y nunca nadie más puedo quitármela.

Adaptación de un cuento de Carl G. Jung

Y tú: ¿Qué quieres hacer florecer en ti en la cuarentena?

¡COMPÁRTELO! 👍


ENCUENTRA APOYO EN ESTOS TIEMPOS DE DESAFÍOS


Conoce más información ACÁ

LIBRO DE CRECIMIENTO PERSONAL Y ESPIRITUAL

7-Maestros-Espirituales-libro

Recibe 1 capítulo sobre el Maestro Espiritual que desees:

Lee más cuentos, reflexiones, biografías, videos, canciones y meditaciones en el libro “7 MAESTROS ESPIRITUALES: Inspiración y guía para tu vida” Encuentra acá más información
SUSCRÍBETE AL BLOG Y RECIBIRÁS LOS NUEVOS CUENTOS
Si estás en tu celular, haz clic abajo en la opción “Ver la versión web” y escribe tu correo electrónico.

¡Suscríbete y recibe los nuevos cuentos!

Suscríbete con tu dirección de correo electrónico:

Delivered by FeedBurner