UNA
EMPLEADA SONRIENTE
Un alto ejecutivo de una empresa de la industria informática de los
Estados Unidos se hallaba en un viaje de negocios en Tokio. A pesar de su
cargo, era un hombre sencillo y compartía sus éxitos con sus
empleados. Al finalizar todas sus reuniones, se dirigió a un centro
comercial para comprar chocolates y regalos para los empleados de su
compañía.
Al entrar en un almacén del centro comercial, una diminuta dama le regaló
una cálida sonrisa y lo saludó amablemente. Esto lo hizo sentirse
bienvenido. No pudiendo olvidar la calidez de su sonrisa, se fijaba en
ella mientras compraba. Ella daba la misma sonrisa a todos los clientes
que entraban al almacén. El ejecutivo comenzó a preguntarse si alguna vez se
sentiría cansada de hacer lo mismo en todo momento, así que se dirigió
hacia ella y le preguntó: -Señora, gracias por la sonrisa y las palabras de
bienvenida que me dio al entrar. Me preguntaba si no se cansa de hacer este
trabajo y hace cuánto lo hace.
La mujer sonrió y dijo: -No, señor, no estoy cansada. He estado
trabajando aquí los últimos 10 años y me gusta mi trabajo.
El ejecutivo quedó asombrado con la respuesta y preguntó de nuevo: -¿Cómo
es que ha estado haciendo esto por 10 años y no se aburre?
La señora sonrió de nuevo y le dijo: -Señor, es porque así sirvo a mi
país.
La respuesta le pareció desconcertante al ejecutivo, quien le respondió:
-¿Sirves a tu país sonriendo y saludando?
La diminuta mujer dijo: -Sí, señor. Yo sonrío y todos los clientes que
llegan al almacén se sienten felices y relajados. Compran más, mi
jefe está feliz y me paga bien. Y como me paga bien, yo puedo atender
mejor a mi familia. Y ya que yo puedo atender mejor a mi
familia, ellos están felices. Además, cuando los clientes compran, la
demanda por los productos aumenta, y al hacerlo, hay más fábricas. Y
cuando hay más fábricas, hay más empleos. Y cuando hay más empleos,
la gente en el país está más tranquila. Como la mayoría de nuestros
clientes son extranjeros, hay entrada de divisas, y como hay entrada
de divisas, nuestro país tiene mucho dinero y se vuelve más próspero cada
día.
La gente como usted, a la que le agrada nuestro servicio,
visita nuestro país más a menudo y le contará a su familia y a sus amigos. Así, mi
país consigue más visitantes, más empleos y más gente feliz. Así es
como sirvo a mi país.
Adaptación de un cuento de autor desconocido.
Y tú: ¿Con qué actitud estás sirviendo a tu país?
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Gracias Doctor por compartir este cuento tan inspirador porque me motiva a hacer mejor mi trabajo y no dejar de sonreír
ResponderBorrarEmpecé a sonreír
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