SOBREVIVIÓ EN LOS CAMPOS DE CONCENTRACIÓN NAZI
Viktor E. Frankl
nació el 26 de marzo de 1905 en Viena, Austria. Estudió Psiquiatría y Neurología,
centrándose en las áreas de suicidio y depresión. Como estudiante de medicina a
finales de los años 20, aconsejó con éxito a estudiantes de secundaria para disminuir
radicalmente el suicidio. Debido a estos logros, se le pidió que dirigiera el
departamento de prevención de suicidios del Hospital General de Viena. Después
de tratar a miles de personas durante los cuatro años que estuvo allí, Frankl
asumió el cargo de jefe del departamento de Neurología del Hospital Rothschild,
una de las pocas instalaciones que permitía a los judíos practicar medicina en
ese momento.
En 1942, Frankl
y sus padres, su esposa y su hermano fueron arrestados y enviados a un campo de
concentración. El padre de Frankl murió en seis meses. En el transcurso de tres
años, Frankl fue trasladado entre cuatro campos de concentración, incluido
Auschwitz, donde murió su hermano y su madre. La esposa de Frankl murió en
Bergen-Belsen.
Cuando el campo
de Frankl fue liberado en 1945, se enteró de la muerte de todos los miembros de
su familia inmediata, con la excepción de su hermana que había emigrado a
Australia. En los campos, Frankl y otros prisioneros hicieron un esfuerzo para
abordar el desaliento que observaron en otros reclusos. En un esfuerzo por
prevenir los intentos de suicidio, Frankl y otros trataron de ayudar a los reclusos
que enfrentaban depresión severa alentándolos a reflexionar sobre recuerdos,
escenas y pensamientos positivos.
Frankl se basó en sus experiencias en los campos de concentración para desarrollar su teoría de
la Logoterapia. Creía que incluso en medio de condiciones deshumanizantes y
atroces, la vida todavía tenía sentido y que el sufrimiento tenía un propósito.
Frankl pensaba que durante circunstancias físicas extremas, una persona podría sobrevivir
a través de su ser espiritual como un medio para resistir condiciones
aparentemente insoportables.
Escribió “El hombre
en busca de sentido”, un libro innovador que detalla su perspectiva de vivir el
terrible confinamiento del campo de concentración. De estas experiencias,
Frankl sacó algunas conclusiones:
"Todo se puede tomar de un ser humano, excepto una cosa, la última
de las libertades humanas: Elegir la actitud de uno en cualquier conjunto de
circunstancias".
"La lección
que uno podría aprender de Auschwitz", dice, "y en otros campos de
concentración, en el análisis final fue, aquellos que estaban orientados hacia
un significado - hacia un sentido que querían cumplir en el futuro - eran más
propensos a sobrevivir". “La pregunta era”, dice Frankl, “¿sobrevivir para
qué?”
Y tú: ¿Para qué quieres
sobrevivir?
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