MARÍA Y SU FÓRMULA DE LA FELICIDAD
Una dama, bella y
elegantemente vestida, fue a ver a su psiquiatra. Le dijo que se sentía infeliz
y que su vida estaba vacía y sin sentido. El psiquiatra llamó a la señora que
hacía el aseo en la oficina, María, quien ya tenía una edad avanzada. Cuando llegó,
les dijo: “Voy a pedirle a María que le cuente cómo encontró la felicidad. Solamente
le pido que la escuche”.
La señora María
dejó la escoba a un lado, se sentó en una silla y empezó a relatarle su
historia: “Hace varios años mi esposo murió de cáncer y, a los tres meses, mi
único hijo falleció en un accidente de tránsito. No tenía a nadie más cercano
en mi vida, me sentía sola y abandonada. No podía dormir ni comer bien, me
enfermé y vivía triste y amargada. Incluso pensé seriamente en quitarme la
vida.
Una noche que
caminaba por la calle, un gatico me siguió hasta la casa. Hacía frío afuera y él
se veía débil y hambriento. Sentí compasión y lo dejé entrar a mi apartamento.
Le serví un poco de leche y el gatito se la tomó toda en un momento. Luego se
me acercó, se frotó contra mi pierna y ronroneó. Por primera vez en meses sentí
amor y me sonreí con aquella muestra de ternura.
Entonces me llegó
el pensamiento que si ayudar a un gatito me hacía sonreír, quizás hacer algo
por las personas me permitiría sentirme feliz nuevamente.
Así que al día
siguiente horneé unas galletas y se las llevé a un vecino que estaba en cama
enfermo. El no se lo esperaba, se sonrió y me agradeció de corazón. Entonces cada
día trataba de hacer algo por los demás, sin esperar nada a cambio. Todos se
alegraban con mi servicio y eso me hacía sentir tan feliz.
Hoy en día duermo
como un bebé y como con apetito. Todos los días sonrío y me siento agradecida
con Dios con las oportunidades de servir que me da. ¡Encontré mi felicidad,
dándosela a los demás”.
Cuando la
adinerada dama escuchó eso, cayeron lágrimas de sus ojos. Pensó que tenía todo
lo que el dinero puede comprar, pero había perdido lo que el dinero no logra
conseguir. Pero ahora, una luz alumbraba un nuevo camino para su vida y le
devolvía la esperanza.
Cuento de autor desconocido.
Y tú: ¿Aprovechas las oportunidades de servir desinteresadamente a los demás?
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