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miércoles, 1 de mayo de 2019

Cuento: La pequeña Alma y el Sol (Parte 1)

LA PEQUEÑA ALMA Y EL SOL – Parte 1
¡Cuento infantil con enseñanzas para todos!

cuento-pequeña-Alma-y-el-Sol

Había una vez una pequeña Alma que dijo a Dios: -¡Ya sé quién soy!

Y Dios le contestó: -¡Maravilloso! ¿Quién eres?

La pequeña Alma contestó a toda voz: -¡Soy la Luz!

Dios sonrió ampliamente: -Así es -exclamó-, tú eres la Luz.

La pequeña Alma estaba feliz, porque había comprendido lo que todas las Almas del reino trataban de entender. -¡Hurra! ¡Esto es fantástico!

Pero poco después ya no le bastó con saber quién era. Sentía cierta inquietud en su interior, porque quería ser plenamente lo que era. Así, la pequeña Alma volvió a hablar con Dios, para comunicarle sus ideas (lo cual no es mala idea para todas las Almas que quieren ser quienes son realmente): -¡Hola, Dios! Ahora que ya sé quién soy, ¿sería bueno “serlo”?

Dios respondió: -¿Quieres decir que deseas ser quien ya eres?

-Pues... verás. Una cosa es saber quién soy, y otra muy distinta es serlo realmente. Quiero sentir como es ser la Luz.

-Pero si ya eres la Luz -repitió Dios, sonriendo otra vez.

-¡Si, pero quiero saber cómo se siente serlo! -exclamó la pequeña Alma.

Creo que debí imaginármelo -repuso Dios, riendo-. Tú siempre has sido la más aventurera -y, tras un instante, la expresión de Dios cambió-. Pero hay una cuestión...

-¿Qué es? -preguntó la Almita.

-Que no existe otra cosa además de la Luz. No creé otra cosa que lo que tú misma eres. Así que no hay un modo sencillo para que experimentes quien eres, puesto que no hay nada que no seas.

-¿Cómo? -repuso la pequeña Alma inocente, estaba un poco confundida.

-Piénsalo de este modo. Eres como una vela en el Sol. Ya estás ahí, junto con millones y millones de otras velas que forman el Sol. Y el Sol no sería el mismo sin ti, porque le faltaría una de sus velas, y así no podría brillar tanto… Sin embargo, que puedas experimentar que eres la Luz, estando dentro de la Luz... eso es lo difícil.

-Tú eres Dios, ¡ya se te ocurrirá algo!
Dios volvió a sonreír: -Ya pensé en algo. Puesto que no puedes sentirte como Luz al estar en ella, te rodearé de oscuridad.

-¿Qué es la oscuridad?

-Es aquello que tú no eres.

-¿Tendré miedo de la oscuridad? -gimió la Almita.

-Solo si así lo quieres -respondió Dios-. A decir verdad, no hay nada que temer, a menos que así lo decidas.

Entonces Dios le explicó que, para poder experimentar cualquier cosa, se requiere de su opuesto. -Ese es un gran don, porque sin el opuesto no podrías conocer como es todo lo demás. No podrías saber que es lo caliente sin lo frío, el arriba sin el abajo, lo rápido sin lo lento…

Por lo tanto -concluyó Dios-, al verte envuelta en la oscuridad, no cierres el puño ni alces la voz para maldecirla. Más bien, sé Luz entre las tinieblas, y no te enojes por ello. De ese modo sabrás quién eres realmente, y también los demás lo sabrán. Permite que tu Luz brille para que todos sepan que eres alguien muy especial.

-¿Quieres decir que está bien que los demás sepan que soy alguien muy especial?- inquirió la pequeña Alma.

-¡Por supuesto! -rió Dios-. ¡Está muy bien! Pero recuerda que "especial" no quiere decir "mejor". ¡Todos son especiales, cada uno a su modo! Pero hay muchos que no lo recuerdan. Les ayudarás a entender que está bien que sean especiales, cuando tú misma sepas que está bien ser especial.

-¡Fantástico! -exclamó la Almita, quien bailaba, reía y daba saltos de felicidad. - ¡Puedo ser todo lo especial que quiera!

-Sí, y puedes serlo a partir de ahora mismo- agregó Dios, quien bailaba, saltaba y reía con la pequeña Alma- ¿Qué parte de lo especial quieres ser?

La pequeña Alma se detuvo y dijo: -¿Qué parte de lo especial? No te entiendo.

-Verás...- le explicó Dios- ser la Luz es ser especial, y eso mismo está hecho de muchas partes: Ser generoso es ser especial, ser amable es ser especial, ser creativo es ser especial, ser paciente es ser especial. ¿Se te ocurren otros modos de ser especial?

La pequeña Alma se quedó en silencio por un instante: -¡Se me ocurren muchas formas de ser especial! Es especial ayudar a los demás. Es especial compartir. Y ser amistosa también es ser especial. ¡Ser considerada con los demás es ser especial!

-¡Así es!- concordó Dios-. Y tú puedes ser todo eso, o cualquier otra parte de lo especial que desees ser, en cualquier momento. Eso significa ser la Luz.

-¡Ya se lo que quiero ser!- anunció la Pequeña Alma, muy emocionada-. Quiero ser la parte de lo especial llamada "perdonar". ¿No es especial perdonar?

-¡Oh, sí! -aseguró Dios-. Eso es muy especial en verdad.

-Entonces, eso quiero ser. Quiero perdonar. Quiero experimentarme a mí misma de ese modo.

-Bien- dijo Dios-. Pero hay algo que debes saber.

La pequeña Alma comenzaba a impacientarse. Parecía que siempre había complicaciones.

Primera parte de una adaptación del cuento relatado por Neale Donald Walsch.
(Te invito a continuar leyendo el cuento a partir del sábado 4 de Mayo)

Y tú: ¿Recuerdas a diario lo especial que eres y que somos todos?

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