LAS COSAS NO SON SIEMPRE LO QUE PARECEN
Dos practicantes espirituales avanzados estaban de
viaje. La primera noche llegaron a una gran ciudad y decidieron solicitar
hospedaje en una hermosa casa, sabiendo que seguramente allí tendrían espacio
suficiente para poder acomodarlos.
Los esposos dueños de casa se sintieron incómodos con
la solicitud, les indicaron que esperaran un momento y se fueron al interior a
discutirlo rápidamente entre ellos. Ninguno de los dos quería aceptarlos
realmente, pero se sentían “obligados” por su religión y pensaron que si los
rechazaban seguramente recibirían consecuencias negativas más adelante. Por lo
tanto, regresaron a la puerta y los hicieron pasar. No quisieron permitirles
que se quedaran en la habitación de huéspedes y, en vez de eso, los condujeron
al sótano, donde tenían unos muebles viejos arrumados. Les dieron la indicación
a los sirvientes que hicieran espacio y les dieran dos colchonetas.
Los visitantes percibieron la actitud mezquina de los
dueños de la casa, pero decidieron no reaccionar ante ella. A medida que los
practicantes preparaban sus colchonetas, el más viejo vio un pequeño hueco en el
piso, y se dedicó a taparlo y repararlo con esmero. Cuando el más joven le preguntó
por qué dedicaba tanto tiempo y esfuerzo
para hacer ese trabajo, teniendo en cuenta la mala actitud de los dueños, el más
viejo le respondió: "Las cosas no siempre son lo que parecen."
Al día siguiente continuaron su camino y esa noche
llegaron a un pequeño pueblo. Allí solicitaron hospedaje en una casa muy
sencilla. La humilde pareja de esposos tenía pocos recursos económicos, pero
era muy amable y bondadosa. Los recibieron con amabilidad y les ofrecieron algo
de comer, compartiendo lo poco que tenían para la cena. Luego los alojaron en
la habitación de sus dos hijos pequeños, quienes esa noche durmieron en la cama
con sus padres.
Durante la noche, los practicantes espirituales
escucharon un ruido afuera de la casa. El mayor se asomó por la ventana y vio
que un hombre se acercaba sigilosamente. El más viejo salió al encuentro de
este hombre y después de varios minutos de conversar con él, éste se retiró y
el practicante regresó a la habitación. El más joven vio que su compañero le
había entregado la vaca de la familia, justo antes de que se fuera. Así que con
molestia le increpó: “¿Cómo fuiste a darle la vaca de la familia a ese señor?
¿Ahora de dónde van a sacar la leche para alimentar a sus pequeños? Y peor aún,
a la familia mezquina de anoche le ayudaste arreglando el hueco en el piso de
ese sótano, y a esta familia que tan pobre pero tan generosa le has única vaca
que tenía. ¿Cómo pudiste hacer eso?”
El mayor respiró profundamente y volvió a responderle
de la misma manera: "Las cosas no siempre son lo que parecen".
El menor, aún enfurecido, le replicó: “Pues vas a
tener que explicarme cómo son las cosas, porque nada de lo que has hecho tiene
ninguna lógica”.
“Está bien, te explicaré”, respondió el mayor con
calma. “Cuando estábamos en aquella habitación de la mansión, noté que había monedas
de plata bajo el piso. Debido a que los propietarios están dominados por la avaricia
y no están dispuestos a compartir su buena fortuna, yo sellé el hueco, para que
no vieran lo que había allí. Y esta noche, cuando salí al encuentro del hombre,
vi que estaba cegado por la furia y traía un arma. Me dijo que esta familia no
le había pagado la deuda que tenía con él desde hace varios años, así que venía
a tomar venganza y secuestrar a los pequeños para exigirles a los padres que le
pagaran el dinero. Viendo las intenciones de este hombre, logré convencerlo de
que no lograría nada secuestrando a los niños ya que de todas maneras los
padres no tenían como darle dinero; y que le iría mucho mejor si, para saldar
la deuda, tomaba la vaca como forma de pago. De esta manera ellos perdieron la
vaca, pero se salvaron de poner en riesgo a sus hijos y se liberaron de la
amenaza de un hombre desquiciado”.
Para concluir le aconsejó: “Por eso te repito con frecuencia: Las cosas
no son siempre lo que parecen. Rara vez sabes el por qué y el para qué de una
situación en el momento en que sucede. Recuerda que lo que aparenta ser un
problema, normalmente tiene una bendición por descubrir”.
Adaptación de un cuento de autor desconocido.
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