¿TRATO DESIGUAL DEL MAESTRO?
El maestro Ramakrishna Paramahamsa tenía varios discípulos en su
comunidad. Ellos solían ir a Calcuta cada día para comprar comida, flores, ropa
y otros requerimientos; para lo cual tenían que cruzar un río en bote.
Un día le correspondió ir a Brahmananda, uno de sus discípulos. Se subió
al bote y se sentó en silencio en una esquina. Un individuo que sentía desprecio
hacia los aspirantes espirituales dijo: “Miren a ese muchacho, qué fuerte y
robusto es, pero ¿de qué sirve? No hace ningún trabajo, sólo come y duerme. Hay
muchos como él en su comunidad. Es la culpa de ese maestro espiritual que está
corrompiendo a la juventud.” Mucha gente exclamó: “Es cierto, es cierto, los
está convirtiendo en personas buenas para nada”.
Esto le dolió y afectó mucho a Brahmananda, quien pensó: “¿Qué saben
ellos de nuestro maestro?” Silenciosamente recibió el insulto, pues era tímido
por naturaleza y nunca respondía.
En la noche regresó a la comunidad con las compras. Su maestro les
preguntaba todos los días con mucho detalle acerca de sus experiencias, sólo
para saber cómo se habían comportado en el mundo exterior. Le preguntó a
Brahmananda: “Bueno, ¿qué pasó hoy?”
Brahmananda describió con franqueza todo el evento. Ramakrishna se
mostró enfadado y le gritó: “¿Qué? ¿Te mantuviste callado cuando estaban
difamando a tu maestro? ¡No puede creerlo, debiste haberles respondido en la
manera adecuada!”.
Vivekananda, otro de sus discípulos que estaba cerca, escuchó todo esto.
Al día siguiente, le correspondió a él ir a Calcuta. Se subió al bote y empezó
a mirar bien las caras de los demás. El mismo hombre que insultó al maestro
espiritual el día anterior dijo, mientras señalaba a Vivekananda: “Aquí hay
otro compañero del muchacho de ayer, es un parásito también. Todos ellos
veneran a ese maestro espiritual iletrado. ¡Qué tontos son estos jóvenes!”
Vivekananda se acercó a ese individuo y levantando su mano derecha le
dijo: “Si dice una sola palabra más en contra de mi maestro, lo mandaré al río.
Tenga cuidado”.
El hombre se asustó. Les aconsejó a los otros no prolongar más la
conversación sobre el tema, diciéndoles: “Se ve que este hombre ciertamente
hace lo que dice. Nos daría problemas”.
Vivekananda fue llamado a la presencia de su maestro esa noche.
Ramakrishna le preguntó: “Bueno ¿qué noticias hay?” Vivekananda narró todo el
incidente con gran exaltación. “¿Qué?”, gritó Ramakrishna. “Tienes la ropa de
un renunciante (aspirante espiritual) pero no te comportas como tal. ¿Cómo
pudiste perder tu control de esa manera?”.
Vivekananda se arrodilló ante su maestro y le dijo: “¡Oh, maestro! ¿No
regañaste a Brahmananda ayer por no haber respondido? ¿Por qué estás bravo
conmigo, si cumplí mi deber como discípulo? Por favor acláramelo”.
Ramakrishna le dio unas palmadas en su espalda y le dijo: “Mi querido
hijo, ese consejo estaba dirigido únicamente a personas como Brahmananda, que
son tímidas y apocadas. Él debe tener más determinación y coraje. En lo que
respecta a ti, tú tienes demasiada fuerza y debes aprender a ser tranquilo y
calmado. En realidad no estoy molesto contigo ni con Brahmananda. Es la
obligación del maestro espiritual dar consejo a sus discípulos de acuerdo con
la naturaleza y temperamento de cada uno”.
Adaptación de una historia relatada por Sathya Sai Baba.
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